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Treinta proposiciones
Proposicion 13
Proposicion 16
Pudo próvida, lícita y justamente el romano Pontífice, Vicario de Jesucristo, por autoridad divina, cuyos son todos los reinos de los cielos e de la tierra, investir a los reyes de Castilla y León del supremo e soberano imperio e señorío de todo aquel orbe universo de las Indias, constituyéndolos emperadores sobre muchos reyes, tomando sus católicas personas, excelencia y dignidad real, y ansí eligiendo su real industria por medio convenientísimo, y aun necesario, ordenado para la consecución del susodicho cristiano fin; de la manera que la Sede Apostólica aceptó y aprobó la dignidad imperial que halló entre los infieles en el mundo, no las tiranías por donde los romanos la habían adquirido, para que el Emperador fuese abogado y defensor de la universal Iglesia, adoptándolo por hijo. La cual dignidad, si viera al Vicario de Cristo que no convenía para el bien espiritual de la Cristiandad, pudiera, sin ninguna dubda, por la misma autoridad divina que tiene y usa en la tierra, anichilalla y consumilla, y crialla o instituilla de nuevo si no la hobiera, como tuvo poder de transferilla de los griegos a los germanos. Por la misma razón pudo prohibir la Sede Apostólica a todos los otros reyes cristianos, so pena de excomunión, que ni vayan ni envíen a las dichas Indias sin licencia y autoridad de los reyes de Castilla, y si el contrario hacen, pecan mortalmente e incurren en la excomunión.
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